viernes, 24 de enero de 2025
sábado, 18 de enero de 2025
AARON - Historia bíblica para niños
Gracias a la afición que los israelitas tenían por los árboles genealógicos, sabemos muchas cosas de Aarón: era descendiente de Leví, uno de los hijos de Jacob; su mujer se llamaba Isabel y tuvo cuatro hijos, y, lo más importante, era el hermano mayor de Moisés. Tuvo suerte, esto le salvó de la orden del Faraón de matar a los niños hebreos.
Cuando se enteró de que Moisés volvía de nuevo a Egipto después de varios años huido en Madiam, el susto que se llevó al encontrarse con él fue grande. Nada menos -le dice Moisés- que tiene que acompañarle al Faraón y hablar en su nombre -a él no se le daba bien- para pedirle la libertad para todo su pueblo: los hebreos.
Y el Faraón les dio con la puerta en las narices, porque los hebreos eran una mano de obra muy barata: los tenían como esclavos. ¡Ah!, además las coas fueron a peor: el Faraón dio orden de aumentarles el trabajo y, encima, los encargados hebreos les acusaron de lo mal que lo pasaba el pueblo por su culpa.
No se achicaron Moisés y Aarón, sino que, convencidos de que Dios les había confiado esta tarea tan hermosa, siguieron en sus trece. ¡Lo que hicieron para conseguir que el Faraón diera su brazo a torcer! Les costó mucho, pero lo consiguieron. ¡Saltaban de gozo al comunicar al pueblo que el Faraón les dejaba marchar!
Si duro había sido el trabajo con el Faraón, más lo fue en el camino por el desierto. La gente se rebelaba contra Moisés y contra él. En algunos momentos lo pasaron fatal. Menos mal que Dios estaba de su parte y les echaba una mano: les daba el maná, de repente aparecían unas bandadas de codornices, brotaba agua de una roca... ¡Y algo muy bueno, en los momentos difíciles -y hubo muchos- acompañaba a Moisés en la oración!
Lo peor fue al pie del Sinaí, cuando, ante las presiones del pueblo al no regresar Moisés de la montaña, se vio obligado a fundir un becerro de oro y la gente lo adoró como si fuera el Dios que les había sacado de Egipto. ¡Menuda la que se armó! Aarón buscaba toda clase de excusas, pero su hermano le echó una gran bronca. Algo le consoló, el que no fue solo para él, sino para todo el pueblo por haberle obligado a hacer tal cosa.
No llegó a entrar en la "Tierra Prometida". Lo había deseado y soñado muchas veces. Pero... Dios tiene sus caminos. En su peregrinar por el desierto, llegaron al monte Hor. Acompañado por su hijo Eleazar y Moisés, su hermano, subió a la cima. Moisés tuvo un gesto precioso con él: tomó las vestiduras sacerdotales de Aarón y se las puso a Eleazar. Y con la felicidad de que su hijo continuaba su misión en el pueblo, Aarón murió.
De Aarón nos han quedado como recuerdo las palabras con que bendecía a los israelitas y que aún seguimos utilizando los cristianos:
el Señor haga brillar su rostro sobre ti
y te conceda su favor;
el Señor te muestre su rostro
y te dé paz".
sábado, 11 de enero de 2025
MISIONEROS POR EL MUNDO: PEDRO CLAVER
Nació en una masía de Verdú , el valle de Urgel, el 25 de junio de 1580. Sus padres eran campesinos acomodados. Tenían varios hijos y Pedro era el más pequeño de los chicos.
El párroco que bautizó al niño escribió al final del acta de bautismo, según era su costumbre, este piadoso deseo: "Dios te haga buen cristiano". Y Dios le hizo santo.
Pedro creció en el ambiente campesino en que vivía su familia. Estudió sus primeras letras con los sacerdotes que regentaban su parroquia. No tenía vocación de labrador y a los 19 años empezó los estudios eclesiásticos. Entró en la Compañía de Jesús y en Mallorca se hizo amigos del anciano jesuita Alonso Rodríguez.
¿Quiénes eran los más necesitados, los más despreciados en aquel momento? Pedro pidió que le destinasen a Cartagena de Indias, uno de los principales puertos del tráfico de esclavos.
Uno tras otro los galeotes negreros llegaban al puerto. En las bodegas, húmedas y malolientes, hacinados sobre planchas de madera, venían los que fueron secuestrados en sus aldeas africanas.
Pedro se esforzaba por auxiliarlos. Llegaban medio muertos de hambre, de cansancio y de miedo. Buscaba intérpretes que hablasen sus lenguas y les llevaba comida, medicamentos y vestidos.
Muchos negros, extenuados por el largo viaje, mal alimentados y mal alojados se ponían enfermos. Pedro se ocupaba de acomodarlos lo mejor que podía y de curar sus llagas. Recorría las calles de Cartagena para pedir a las gentes dinero, alimentos, ropa y medicinas para los esclavos, y, al mismo tiempo, hablaba con todos de su gran preocupación.
Seguían secuestrando negros en África y vendiéndolos como esclavos, pero hubo personas que empezaron a comprender la injusticia y crueldad de la esclavitud como enseñaba Pedro.
Los trabajos y penalidades minaron la salud de Pedro. Sufrió una parálisis progresiva que le postró en la cama, inmóvil, durante meses. Le había llegado la hora de sufrir con paciencia. En la mañana del 9 de septiembre de 1654 con gran paz se fue al cielo.
La ciudad entera y los esclavos, que le habían olvidado mientras estuvo enfermo, se conmueven y se movilizan cuando corre la noticia de su muerte.
Beatificado el 16 de Julio de 1850 por Pío IX. Canonizado el 15 de Enero de 1888 por León XIII junto con Alfonso Rodríguez. El 7 de julio de 1896 fue proclamado patrón especial de todas las misiones católicas entre los negros. El Papa Juan Pablo II rezó ante los restos mortales de San Pedro Claver en la Iglesia de los Jesuitas en Cartagena el 6 de julio de 1986.