Mucho antes de que naciera Jesús, hubo en su tierra, Belén de Judá, una época de mucha hambre, y a muchas personas no les quedó más remedio que emigrar. Entre estas personas se encontraban Elimelec y su mujer Noemí, que salieron de su tierra con los dos hijos que tenían: Malajón y Quelyón, y se instalaron en la tierra de Moab.
Allí vivieron durante muchos años, hasta que Elimelec, Majalón y Quelyón murieron y se quedase sola Noemí, junto con las dos mujeres que habían contraído matrimonio con sus hijos, que quedaron viudas. Eran sus nueras Ruth y Orfá.
Al verse Noemí sin marido ni hijos, y al enterarse de que en Belén volvía a haber prosperidad, decidió volver a su tierra. A sus nueras les dijo: «Podéis iros, pues yo ya soy mayor, no podré tener más hijos que daros como esposos, y estaréis mejor con vuestras familias».
Orfá, una de sus nueras, se fue, tal y como le había recomendado Noemí. Sin embargo, Ruth le dijo a Noemí: «Yo no te dejaré sola. Iré a donde tú vayas, tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios».
Éste es un testimonio de fidelidad, que para el pueblo judío era y es muy importante, porque lo más sencillo para Ruth era haber actuado como Orfá, que volvió, buscando seguridad, hacia su familia. Sin embargo, Ruth eligió dejarlo todo y seguir incondicionalmente a su suegra, aceptando desde aquel momento la religión de los israelitas y la pertenencia a ese pueblo.
Viendo Noemí que Ruth no iba a dejarla sola, se pusieron en camino hacia la tierra de Belén, donde se asentaron de nuevo.
Allí tenían que buscarse la vida, y Ruth comenzó a trabajar en unos campos que tenía un lejano pariente de su fallecido suegro, Elimelec. Aquel pariente se llamaba Booz y, tal y como dictaban las leyes de la época, podía casarse con Ruth por estar ella viuda y ser él un pariente cercano.
Quiso Dios que así fuera, y ambos, Booz y Ruth, tuvieron un hijo que llamaron Obed.
Obed fue padre de Isaí, que a su vez fue padre de David. Esta información que nos da el Antiguo Testamento, en el Libro de Ruth, es importante, porque nos enseña cuáles fueron los antepasados del rey David, el más grande de los reyes del pueblo judío, de cuya descendencia nacería el Mesías, Jesús.
Fuente: Alfa y Omega (El Pequealfa).
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