Estaba oscureciendo. Jacob empezó a sentir miedo. Se encontraba completamente solo y no sabía dónde estaba.
-¡Auuuu!
Jacob se sobresaltó. ¿Qué había sido eso? ¿Un animal salvaje que quería comérselo? Jacob tenía mucho miedo.
Cuando finalmente consiguió dormirse, Jacob tuvo un sueño. Un sueño bonito. En él, veía unas escaleras que llegaban hasta el cielo. Por ellas, subían y bajaban ángeles. Y Dios estaba arriba, hablándole:
-Tengo un regalo especial para ti. Te daré esta tierra, para ti y para tus hijos, y para los hijos de tus hijos. Tengo un plan maravilloso para el mundo entero, y tu familia es parte de él. No debes tener miedo nunca más. No está completamente solo. Yo estaré siempre contigo y te llevaré sano y salvo a tu casa. Te lo prometo.
Cuando Jacob se despertó, ya no sentía miedo: sabía que no estaba completamente solo.
Jacob contestó a Dios:
-Te amaré y confiaré en ti.
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