Hola Jesús, amigo, hermano y Dios mío. Quiero darte las gracias
porque tú estás siempre conmigo,
dentro de mí, en mi corazón,
allí donde yo fabrico mis pensamientos,
allí donde yo fabrico mis palabras,
allí donde yo fabrico mis sueños,
allí donde yo fabrico mis acciones,
allí donde yo fabrico mis decisiones.
Y estás ahí, tan dentro de mi,
para decirme que me quieres,
que nunca me dejas solo,
que siempre me acompañas
en los momentos buenos y en los momentos malos,
como hacen los buenos amigos.
Cuando pienso cosas que me ayudan a ser mejor,
cuando digo palabras que ayudan,
cuando hago acciones que ayudan,
cuando sueño o decido cosas que me ayudan y ayudan a los demás,
es la mejor señal para saber que tú estás dirigiendo mi fábrica del corazón.
No dejes, Jesús,
que sea mi egoísmo el que dirija mi fábrica del corazón,
porque entonces seré de los que hacen que este mundo
sea tan injusto e insolidario.
Quiero Jesús,
que me ayudes a fabricar un mundo mejor
con mis pensamientos,
con mis palabras,
con mis acciones,
con mis sueños y decisiones.
Aquí me tienes Jesús,
cuenta conmigo,
quiero que siempre seas tú el que dirija la fábrica de mi corazón.
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