Bendice, Señor, nuestra mesa.
Por una noche al menos,
quisiéramos que el mundo fuera una gran familia:
sin guerras, sin miseria, sin hambre, sin dolor...
y con algo más de música y de justicia.
Bendice los alimentos
que en su honor vamos a compartir.
Bendícenos a cada uno con tu Amor,
que fue tan grande, que quisiste compartir con
nosotros este mundo:
a veces tan maravilloso y otras veces tan difícil.
Bendice a quienes quisiéramos que estuviesen aquí
en esta noche tan santa: a los que están lejos...
a los que partieron hacia tu Casa.
Que este hogar, Jesús,
acoja tu palabra de amor
y de perdón
y siempre estés tú presente.
Consérvanos unidos.
Danos durante todo el año paz y trabajo.
Danos fuerzas para ser personas justas,
comprensivas, entrañables, comprometidas
por un mundo mejor.
Así habrá muchas "noches-buenas"
y "días buenos".
Eres bienvenido, Señor, siempre a esta casa.
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