lunes, 5 de septiembre de 2016

CONSEJOS PARA PERTENECER AL REINO DE DIOS

Llevaba ya cierto tiempo predicando y cada día le seguía un número mayor de discípulos. Aquel día buscó un lugar poco elevado para que todos le pudieron oír. Algunos se sentaron cerca de Él y otros permanecían de pie un poco más alejados.
Jesús entonces, cuando todos estaban pendientes de sus palabras, comenzó a hablarles:




Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
* No debemos dar un gran valor a los bienes que tenemos; debemos ser desprendidos, generosos y no querer a las personas por las cosas que tienen, sino por sus virtudes.



Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán la tierra.
* Debemos ser obedientes a las palabras de Jesús y confiar en su providencia. Los soberbios no agradan a Dios.



Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
* Cuando viene algún sufrimiento debemos recordar que en Jesús encontraremos el mejor consuelo.




Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados.
* En el mundo hay muchas cosas injustas. Jesús vino al mundo para luchar contra la injusticia y ponerle remedio. Lo mismo debe hacer el cristiano para conseguir el reino de Dios.



Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
* Debemos ser comprensivos, generosos, respetar a todos los que vivan con nosotros, para que Dios sea generoso con nuestras imperfecciones.



Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Si no mentimos, si nuestro corazón está limpio de rencores, de envidia, si no odiamos, si no perjudicamos a los demás, alcanzaremos el Reino de los Cielos.



Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Las guerras destruyen a los pueblos y llenan de odio el corazón de los hombres. Si queremos ser llamados hijos de Dios debemos vivir en paz y amar a todos los hombres.



Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
* Jesús fue crucificado porque deseaba la justicia. Defiende siempre lo que sea justo.


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