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jueves, 19 de diciembre de 2024

PABLO

 


Hace muchísimo tiempo, en una ciudad llamada Tarso, nació un niño llamado Saulo. Creció aprendiendo muchas cosas sobre la religión judía, y su maestro era un hombre muy sabio. Saulo era muy inteligente y se convirtió en fariseo, una persona muy importante en su religión.

Saulo, que era un hombre muy respetado y conocido por seguir las tradiciones de su religión, tenía un gran problema con los cristianos. ¿Por qué? Bueno, él pensaba que los cristianos estaban haciendo algo mal al seguir a Jesús, quien para Saulo era un maestro falso. Esto le preocupaba mucho porque quería proteger su religión.

Saulo no se quedó solo pensando; ¡él actuaba! Se convirtió en alguien muy duro con los cristianos. Iba de casa en casa buscándolos para llevarlos a la cárcel. Imagínense, incluso las familias que solo querían seguir a Jesús eran llevadas por Saulo. Era un tiempo muy difícil para los cristianos, y Saulo era conocido por ser su gran perseguidor.

Saulo estaba tan convencido de que debía detener a los cristianos, que pidió permiso para ir a otras ciudades, como Damasco, para encontrar más cristianos y llevarlos a la cárcel. Estaba decidido a hacer todo lo posible para acabar con el cristianismo.

Un cambio sorprendente en el camino a Damasco
Un día, mientras Saulo iba a una ciudad llamada Damasco para encontrar más cristianos, algo maravilloso sucedió. ¡Una luz brillante del cielo lo rodeó y escuchó la voz de Jesús!

«Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús á quien tú persigues.»

Jesús le preguntó por qué estaba siendo tan malo con sus amigos, los cristianos. Saulo se dio cuenta de que estaba equivocado y decidió cambiar en lo que se conoce como la conversión de Pablo.

Después de ese día, Saulo empezó a creer en Jesús. Un hombre bueno llamado Ananías lo ayudó a ver de nuevo (porque había quedado ciego con la luz) y le enseñó más sobre Jesús. Saulo se bautizó y comenzó una nueva vida. ¡Ahora se llamaba Pablo!

Los viajes misioneros de Apóstol Pablo
Pablo comenzó sus viajes misioneros, es decir, aventuras increíbles en las que contaba a todos sobre Jesús. Hizo varios viajes largos y peligrosos a través de muchos países.

En estos viajes, visitó ciudades como Efeso, Corinto, y Filipos. En cada lugar, hablaba en las sinagogas, en las plazas y hasta en las casas, contando a todos sobre Jesús y cómo cambiar sus vidas.

En sus viajes, Pablo no estaba solo. Tenía amigos que lo ayudaban, como Silas, Timoteo, y Lucas. Juntos enfrentaron muchas dificultades, como tormentas en el mar, y veces en que la gente no los quería escuchar e incluso los metían en la cárcel. Pero no se daban por vencidos.

Pablo no solo hablaba; también hacía milagros en nombre de Jesús. Por ejemplo, en una ciudad llamada Listra, ayudó a un hombre que no podía caminar a levantarse y andar. Esto sorprendía a la gente y les ayudaba a creer en el mensaje de Pablo.

Cuando Pablo no podía estar con los cristianos que había conocido, les escribía cartas. Estas cartas forman parte de la Biblia hoy y se llaman epístolas. En ellas, daba consejos, ánimo y enseñanzas importantes. Algunas de estas cartas son a los Romanos, Corintios, Gálatas, y Efesios.

Por ejemplo, en Efesios Pablo habla de la importancia de ponernos la armadura de Dios para superar mentiras, miedos o tentaciones con la ayuda de la palabra de Dios.

Incluso al final de su vida, cuando estaba en prisión en Roma, Pablo seguía contando a otros sobre Jesús. Aunque estaba encadenado, su mensaje de esperanza y amor seguía llegando a mucha gente.

Lecciones de la historia del Apóstol Pablo
La historia de Pablo nos enseña algunas cosas importantes:

Entender la voluntad de Dios: Saulo estaba muy equivocado, pero también era muy apasionado y dedicado a lo que creía. Lo interesante es que, aunque Saulo estaba haciendo cosas malas, Dios tenía un plan para él. Y ese plan comenzaría con un viaje sorprendente a Damasco. Debemos aprender a hacer la voluntad de Dios.

El amor de Dios: Dios ama a todos, incluso a los que se equivocan, y quiere que todos conozcan su amor y se conviertan en mejores personas.

Dios puede usar a todas las personas: No importa quiénes seamos, Dios puede usarnos para hacer cosas maravillosas como ocurrió con Pablo. 
                                                                                                (Aprende su palabra)


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