Elías fue elegido por Dios para ser profeta y llevar su mensaje al pueblo de Israel. Fue un momento importante en su vida cuando Dios le habló y le dio la misión de confrontar al rey Acab y a los falsos profetas.
Elías pronunció una profecía de sequía sobre la tierra como consecuencia de la desobediencia del rey Acab y del pueblo hacia Dios.
Ahora, Elías era un profeta muy valiente y obediente a Dios. Un día, Dios le dijo que fuera a ver al rey Acab, quien no estaba siendo muy bueno. Elías le dijo que no habría lluvia en Israel por un tiempo ¿y así fue!
Durante tres años no cayó ni una sola gota de lluvia sobre la tierra. Esto causó mucha sequía y escasez de alimentos.
¿Sabías que incluso cuando no llovía Dios cuidaba de Elías? Le dijo a Elías que fuera a un arroyo y que allí tendría agua para beber. También le mandó cuervos que le llevaron comida. Asombroso, ¿verdad?
Después de un tiempo, Dios le dijo a Elías que fuera a ver a una viuda en Sarepta. Ella era muy pobre y apenas tenía comida para ella y su hijo. Elías le dijo que no tuviera miedo y que confiara en Dios. Milagrosamente su harina y aceite nunca se acabaron mientras Elías estuvo con ella. Fue un momento asombroso de provisión divina.
Después de tres años, Dios le dijo a Elías que se presentara ante el rey Acab y le anunciara que la lluvia volvería a caer sobre la tierra. Cuando Elías se encontró con Acab, desafió a los profetas de los dioses falsos a un concurso. Les dijo: "Preparemos dos altares y pongamos un buey en cada uno. Luego, invocaremos a nuestros dioses para que envíen fuego y quemen el sacrificio".
Los profetas de los dioses falsos hicieron todo lo posible para que su dios respondiera, pero no pasó nada. Entonces, Elías construyó su altar y lo preparó con mucho cuidado. Luego, oró a Dios diciendo: "Dios de Abraham, Isaac e Israel, demuestra hoy que tu eres el único Dios verdadero". En ese momento, ¡un fuego descendió del cielo y quemó el el sacrificio de Elías!
El pueblo, al ver esto, se dio cuenta de que solo había un Dios verdadero. Después de eso, Elías le dijo al rey Acab: "¡Escucha, la lluvia está llegando!" Y pronto, las nubes se formaron en el cielo y la lluvia comenzó a caer sobre la tierra, trayendo bendición y alivio a todos.
Después del desafío en el monte Carmelo, la reina Jezabel se enfadó y amenazó con matar a Elías. Esto lo llevó a huir y refugiarse en el desierto, donde Dios lo fortaleció y le dio ánimo para continuar su misión.
Más tarde, Elías tuvo un encuentro especial con Dios en el monte Horeb. Allí, experimentó un fuerte viento, un terremoto y un fuego, pero finalmente escuchó la voz suave y apacible de Dios.
Aunque Elías se siente solo, Dios lo consuela y le revela que no está solo, que hay otros fieles en Israel. Esto le recordó que Dios estaba con él y que debía seguir adelante en su labor profética.
Llegó el momento en que Elías debía pasar el manto profético a Eliseo, quien se convertiría en su sucesor. Elías encontró a Eliseo trabajando en el campo y lo llamó para que lo siguiera. Eliseo respondió dejando todo atrás y se convirtió en el fiel discípulo de Elías.
En el final de su vida, Elías y Eliseo llegaron al río Jordán. Allí, un carro de fuego descendió y separó a los dos hombres. Elías fue llevado al cielo en ese carro, dejando a Eliseo como el nuevo profeta de Dios.
La historia de Elías nos enseña la importancia de ser fieles a Dios en medio de la adversidad y oposición. A pesar de enfrentar desafíos y peligros, Elías se mantuvo firme en su fe y confió en que Dios cumpliría sus promesas.