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sábado, 3 de julio de 2021

EVANGELIO PARA ADULTOS

 Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: «Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego". Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo. y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».

                                                                                              Lucas 3:15-16,21-22




Por el Bautismo somo liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, revestidos de Cristo e incorporados a la Iglesia, participando de su única misión. El Bautismo es la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos de vida nueva.

Sin embargo, la realidad sociológica y visible no siempre responde a lo que debería ser en pura teología. Porque el Bautismo, en muchas ocasiones, se pide más por rutina o por conveniencia socioreligiosa que no por una convicción de fe madura. Por eso no es raro que tenga poco peso en la conciencia y en la vida de un gran número de cristianos.

A menudo estamos demasiado preocupados por lo que hacemos y poco por lo que hemos de ser. El Bautismo pide a los que lo recibimos una iniciación cristiana que lleve a una adhesión personal a Jesucristo para llegarlo a conocer, amar e imitar más y más, y así vivir como hijos de Dios.

                                                                                     Lluis Martínez Sistach

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