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sábado, 16 de octubre de 2021

ORACIÓN PARA FABRICAR UN MUNDO MEJOR

Hola Jesús, amigo, hermano y Dios mío.                                          Quiero darte las gracias
porque tú estás siempre conmigo,
dentro de mí, en mi corazón,
allí donde yo fabrico mis pensamientos,
allí donde yo fabrico mis palabras,
allí donde yo fabrico mis sueños,
allí donde yo fabrico mis acciones,
allí donde yo fabrico mis decisiones.

Y estás ahí, tan dentro de mi,
para decirme que me quieres,
que nunca me dejas solo,
que siempre me acompañas
en los momentos buenos y en los momentos malos,
como hacen los buenos amigos.

Cuando pienso cosas que me ayudan a ser mejor,
cuando digo palabras que ayudan,
cuando hago acciones que ayudan,
cuando sueño o decido cosas que me ayudan y ayudan a los demás,
es la mejor señal para saber que tú estás dirigiendo mi fábrica del corazón.

No dejes, Jesús,
que sea mi egoísmo el que dirija mi fábrica del corazón,
porque entonces seré de los que hacen que este mundo
sea tan injusto e insolidario.

Quiero Jesús,
que me ayudes a fabricar un mundo mejor
con mis pensamientos,
con mis palabras,
con mis acciones,
con  mis sueños y decisiones.

Aquí me tienes Jesús,
cuenta conmigo,
quiero que siempre seas tú el que dirija la fábrica de mi corazón.




domingo, 10 de octubre de 2021

EVANGELIO PARA ADULTOS

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.” 

Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda.” Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. 

Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?” El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.” Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»

                                                                                                   Mateo 22, 1-14




Conmueve ver el interés por parte de Dios de invitarnos a participar del banquete de las bodas del Hijo. Cuestiona, a su vez, la actitud de aquellos hombres que rechazan la invitación, mostrándose indiferentes ante u n corazón generoso que lea hace partícipes, de manera gratuita y desinteresada, de un gran don.

La primera cuestión es ver si hemos desairado la invitación y ver qué lugar ocupa Dios en nuestra vida.

El final de la parábola también nos resulta sugerente. Aquel hombre que se encuentra en la sala del banquete vestido de manera inapropiada, enseguida descubre su falta de cortesía, pues, ante la indicación del anfitrión, no abrió la boca. La hospitalidad oriental mandaba facilitar ropa adecuada para los invitados. No utilizarla suponía un desaire hacia quien la ofrecía. El Señor nos ofrece revestirnos de Cristo como propuesta segura a la hora de andar nuestro camino en la vida. Es lo propio de quien ha recibido el Bautismo convirtiéndose, por la acción de la gracia, en evangelizador. Quizá nosotros, como el invitado del Evangelio, preferimos revestirnos de nosotros mismos, manteniendo vigente al hombre viejo como expresión de un Bautismo olvidado y un Evangelio no asumido.

El Señor nos convida con una generosidad desbordada y desbordante. Ver si acudimos a su llamada y cómo lo estamos haciendo, supone para nosotros un gran reto. El Señor desea, de corazón, escogernos definitivamente. Por eso nos ha llamado.

                                                                             Carlos Escribano Subías

jueves, 7 de octubre de 2021

A ESO...

 


A eso de caer y volver a levantarte

De fracasar y volver a comenzar

De seguir un camino y tener que torcerlo

De encontrar el dolor y tener que afrontarlo

A eso, no le llames adversidad, llámale sabiduría.

A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente.

De fijarte una meta y tener que seguir otra

De huir de una prueba y tener que encararla

De planear un vuelo y tener que recortarlo

De aspirar y no poder, de querer y no saber

De avanzar y no llegar a eso, no le llames castigo, 

llámale enseñanza.

A eso, de pasar días juntos radiantes 

Días felices y días tristes

Días de soledad y días de compañía

A eso, no le llames rutina, llámale experiencia.

A eso , de que tus ojos miren y tus oídos oigan

y tu cerebro funcione y tus manos trabajen

y tu alma irradie, 

y tu sensibilidad sienta 

y tu corazón ame

A eso, no le llames poder humano, 

Llámale Milagro Divino .........

(Anónimo)