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viernes, 22 de enero de 2016

EL FARISEO Y EL PUBLICANO

 Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano

 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.

 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias".

 En cambio, el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mi que soy pecador!"

 Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado".






miércoles, 20 de enero de 2016

EL PROFETA ZACARÍAS


Como otros muchos profetas, Zacarías habló al pueblo de la necesidad de ser fieles a Dios: «No seáis como vuestros padres, a quienes predicaron los primeros profetas, diciendo ¡Convertíos de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras! Pero no atendieron, no me escucharon, dice Yavé».

Sin embargo, Zacarías anuncia la voluntad de Dios de restaurar la ciudad y el templo de Jerusalén: "Siento gran amor hacia Jerusalén y hacia Sión. Me he vuelto misericordioso hacia Jerusalén y mi casa será allí reedificada".

La esperanza de la restauración de Jerusalén, la Hija de Sión, que es, en definitiva, la esperanza de la venida del Mesías, la manifiesta Zacarías somo una verdadera explosión de gozo: "Alégrate y regocíjate, Hija de Sión, porque llegaré y habitaré en medio de ti".

En el libro de Zacarías se narran diferentes visiones que el profeta tuvo acerca de la reconstrucción del templo, después del regreso de Israel del destierro de Babilonia y de las cosas que Dios quería para su pueblo.

Hay recomendaciones muy bonitas y palabras muy certeras que Dios puso en labios de Zacarías, destinadas al rey de entonces, el rey Darío: "Debéis juzgar conforme a la verdad, practicad la piedad y la misericordia hacia vuestro prójimo; no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero y al pobre; no maquinéis el mal en vuestros corazones el uno contra el otro".


Fuente: Alfa y Omega (Pequealfa)

domingo, 17 de enero de 2016

El Papa: la educación “como transmisión de contenidos, se acabó, está agotada”

Mensaje completo del Papa:

"Les quiero hacer llegar un saludo a los docentes de América, reunidos en esa hermosa tierra brasileña, organizados por la Confederación Interamericana de Educación Católica. Les agradezco lo que hacen por la educación, es probablemente uno de los desafíos más grandes. Ustedes saben que el pacto educativo está roto. Ustedes saben que la educación, en un mundo donde al centro de la organización mundial no está el hombre sino el miedo, en un mundo así, se está volviendo cada vez más elitista la educación y, hasta diría, nominalista, en el sentido de darle contenidos de nociones, de manera que no completa todo lo humano porque la persona, para sentirse persona, tiene que sentir, tiene que pensar, tiene que hacer. Esos tres lenguajes tan sencillos: el lenguaje de la mente, el del corazón, el de las manos.

En este momento, el trabajo de ustedes es muy grande. Ya sé, los educadores son los que sufren, en general, la injusticia más grande, son los peores pagados, o sea, no hay conciencia del bien que puede hacer un educador. Hay que abrir el plano de la educación hacia esa cultura del encuentro, que los jóvenes se encuentren entre ellos, sepan sentir, sepan trabajar juntos, sean de la religión que sean, sean de la etnia que sean, de la cultura de la cual vengan, pero juntos por la humanidad. Eso es la cultura del encuentro: es el momento en que la educación enseña a encontrarse a la gente y a llevar adelante obras de siembra. Eso fue lo que en Buenos Aires -no a mí, a mí no se me ocurrió, se le ocurrió a unos laicos- me llevó a favorecer lo que en su momento se llamó “Escuela de vecinos”, que era integrar el pensamiento, el sentimiento de los chicos, de las chicas, que estaban en educación, todas sus inquietudes. Eso fue madurando, se desarrolló y, hoy día, es esa asociación que se llama Schola  y que está abriendo caminos, a través del deporte, del arte. El deporte educa, educa en lo que es trabajo en equipo. El arte educa, la ciencia educa, el diálogo educa. Eso es lo que hace hoy día Scholas y que, seguramente, está presente en el encuentro de ustedes.

A ustedes les pido que, por favor, sigan adelante, que no se cierren a nuevas propuestas, a propuestas audaces de educación. La concepción educativa como transmisión de contenidos, se acabó, está agotada. Un educador brasileño – no me acuerdo el nombre, creo de Matos, pero no recuerdo- decía que la educación tiene que estar basada en tres pilares: transmisión de contenidos, transmisión de hábitos y transmisión de valoraciones – una linda, una linda expresión-. Bueno, eso ahora tradúzcanlo en actividades, y ahí sí van a hacer la cultura del encuentro y no la del desencuentro, o peor, la cultura de la no integración, de la exclusión, donde solamente una élite, a través de una educación selectiva, va a tener el poder el día de mañana o el día de hoy mismo.

Les agradezco lo que hacen, les agradezco la vocación. Ser educador es lo que hizo Jesús: nos educó. Contra todo un sistema educativo, de los doctores de la Ley, de la rigidez – léanse todos los piropos que Jesús le dice a esa gente en el capítulo 23 de San Mateo- Jesús nos  educa a través de otra manera, a través de otro estilo. Nos educa en dos columnas muy grandes: las bienaventuranzas, al principio del Evangelio, y el protocolo sobre el cual vamos a ser juzgados, que está en Mateo 25. Con eso destruyó todo un sistema educativo basado en normas, en preceptos, que en última instancia, se puede decir que era la profecía de lo que fue la Ilustración, que hoy en día la Ilustración no nos sirve para nada.

Qué Dios los bendiga, recen por mí y sigan adelante y trabajen. Y ojalá los gobiernos sean conscientes de lo que hacen ustedes y les paguen más. Gracias".

(from Vatican Radio)



martes, 12 de enero de 2016

EL PROFETA NAHUM



Del profeta Nahum no sabemos nada más que lo que nos dice el libro de la Biblia. Era natural de Elqosh, que según san Jerónimo estaba en Galilea, y según otras fuentes, en Judea. Nahum vaticinó el castigo y la ruina de la ciudad de Nínive durante el reinado de Josías, es decir, varios años antes de que ocurriera.

             El libro de Nahum comienza hablando sobre el poder de Dios: intenta explicar a los israelitas que han hecho un pacto con el Señor, al que le deben fidelidad. Dios está con nosotros en cada momento, nos cuida y perdona siempre, pero el profeta dice palabras duras ante el abandono y el olvido de este pacto por parte del pueblo elegido: «Yavé es paciente y grande en poderío, y no deja a nadie impune. Marcha en el torbellino y en la tempestad, y las nubes son el polvo de sus pies. (...) ¿Quién podrá permanecer ante su ira? ¿Quién arrostrará el ardor de su cólera? Su furor se difunde como fuego y ante Él se quebrantan las rocas. Es bueno Yavé, como protección el día de la angustia, y conoce a los que a Él se acogen».

              Los profetas avisan al pueblo de Dios de las consecuencias del olvido del Señor y sus mandamientos. Cuando el hombre olvida las leyes divinas todo se vuelve en contra de Él, porque somos libres para elegir entre el bien y el mal: «¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de violencia y de inexhaustas rapiñas! ¡Restallido de látigo, estruendoso rodar de ruedas, galopar de caballos y rebotar de carros, jinetes enhiestos, espadas relampagueantes, lanzas fulgurantes! (...) Tus pastores, ¡oh, rey de Asur!, están dormidos; tus grandes, tumbados; tu pueblo está disperso por los montes, sin que haya quien le congregue. Tu ruina no tiene remedio, tu herida es incurable».

              Así de duro habla el profeta Nahum, con el deseo de despertar del letargo al pueblo que ha olvidado el pacto que un día hizo Dios con ellos.

Fuente: Alfa y Omega (El Pequealfa)

lunes, 4 de enero de 2016

EL PROFETA MIQUEAS



No se sabe mucho sobre la vida de Miqueas. Tan sólo que su nombre significa "Quién como Yavé?, y que provenía de Moséret, una pequeña aldea de la Sefela, entre la costa mediterránea y Jerusalén. comenzó a predicar en su ciudad natal, y después se fue hasta la capital. 
Allí conoció al profeta Isaías, que influyó mucho en él. Fue contemporáneo también de Amós y anteriormente, en su juventud, de Oseas.

Miqueas centra su predicación especialmente en los dueños de grandes tierras, en los falsos profetas y los jefes del pueblo.
En primer lugar, critica a todos aquellos que han ido acumulando riquezas en Israel, a costa de otros. Las injusticias sociales son algo que va en contra de la relación que deben tener entre sí los hombres. Así dice, hablando en boca de Dios: "Te he explicado, hombre, el bien, lo que Dios desea de ti: simplemente que respetes el Derecho, que ames la misericordia y andes humilde con tu Dios".

Y habla así a los jefes y caudillos de Israel: "¿No os toca a vosotros conocer el Derecho? Aborrecedores del bien y amadores del mal... aborrecéis el Derecho y torcéis todo lo recto".

Y también dijo: "Así habla Yavé contra los profetas que descarrían a mi pueblo, que  muerden con sus dientes, mientras claman paz; y al que no les pone algo en la boca, le declaran la guerra santa. Por eso la visión se os hará noche y la adivinación tinieblas, y se pondrá para los profetas el sol, y el día se les oscurecerá".

Como ocurre en general con los profetas, también Miqueas anunció que un día llegaría el Mesías. Y señaló el lugar del nacimiento de Jesús: "Y tu, Belén, tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre los clanes de Judá, pues de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo, Israel". Este texto profético lo recoge el evangelio según San Mateo al relatar el pasaje de los Magos que preguntan al rey Herodes en Jerusalén dónde había de nacer el Mesías.

Fuente: Alfa y Omega (El Pequealfa)